GUINSAUGON, Leyte (La Prensa Asociada / 19 Feb) Los rescatistas buscaron el sábado en vano a sobrevivientes de un deslave de barro que mató a unas 1.800 personas, mientras las autoridades temían que se repitiera la tragedia.
Dos buques de guerra estadounidenses y unos 1.000 infantes de la marina de ese país se dirigían a la isla Leyte del este de las Filipinas, donde 11 pueblos fueron evacuados en la misma zona en la que la población agrícola de Guinsaugon desapareció el viernes al deslizarse la mitad de una montaña después de dos semanas de lluvias torrenciales.
Pero con el paso de las horas, se desvanecían las esperanzas de encontrar a alguien con vida en el estrecho, donde el barro abarcaba unas 40 hectáreas y tenía una profundidad de 10 metros en algunos lugares.
"No se ha encontrado a nadie con vida hoy: sólo muertos", expresó Joselito Rabi, un trabajador social de la provincia.
Los esfuerzos se concentraban en un colegio primario que quedó bajo el lodo. Algunos informes no confirmados señalaban que algunos de los 250 alumnos y maestros enviaron mensajes de texto por teléfonos celulares a sus familiares. Unos 60 soldados llegaron al lugar en la mañana, pero no habían encontrado nada más que cadáveres hasta que se hizo de noche.
La búsqueda se complicó por las fuertes precipitaciones matutinas, la amenaza de un deslave en una montaña adyacente y la posibilidad de que 752 soldados, bomberos y voluntarios pudieran quedar enterrados bajo el fango.
Los meteorólogos dijeron que un área de baja presión que se encuentra sobre el océano Pacífico, a unos 900 kilómetros al sudeste de Leyte, posiblemente provoque precipitaciones sobre la zona del deslizamiento de tierras en las próximas horas, antes de que el clima mejore.
Los sobrevivientes, en tanto, tenían dificultades para determinar dónde solían estar sus casas.
"Es difícil encontrar las casas ahora", manifestó Eunerio Bagaipo, un agricultor de 42 años que perdió a dos hermanos, casi 20 sobrinos y otros familiares. "No hay nada ahora, sólo tierra y barro".
Once poblaciones aledañas fueron evacuadas, dijo Rosette Leria, gobernadora de la provincia Leyte Sur. En el área, proclive a deslaves e inundaciones, han caído cerca de 68 centímetros de lluvias durante las últimas dos semanas.
El teniente coronel Raúl Farnacio, el militar de mayor rango en el lugar, estimó que casi todos los hombres, mujeres y niños murieron en Guinsaugan, a unos 670 kilómetros al sudeste de Manila.
Sólo 57 personas fueron rescatadas con vida, pero ninguna el sábado.
El pueblo tenía 1.857 habitantes. Al menos 55 cadáveres fueron recuperados, y un niño que había sobrevivido falleció en la noche por las heridas que había sufrido en su cabeza.
El capitán del ejército Edmund Abella dijo que las condiciones eran muy peligrosas.
En Ginebra, en tanto, la Cruz Roja internacional pidió dos millones de francos suizos (1,5 millones de dólares) para comprar materiales de refugios, artículos de emergencia sanitaria y para cocinar.
Aviones con ayuda se dirigían al área cargados de agua y alimentos, al igual que con perros entrenados para encontrar cadáveres y equipos de búsqueda.
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